Levanté la mirada hacia cielo, se encontraba azul y tranquilo, pude notar el vuelo de las aves, así como vuelan los pensamientos en nuestra mente, me senté en el sendero a esperar la llegada del atardecer próximo, esperé por tí, para así poder deleitar tu belleza, tus ojos, tu cara, tu pelo, fue en ese momento en el que mi vida tomó un nuevo rumbo, un nuevo camino por el cual yo decidí quererte, amarte y adorarte.
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